El régimen militar argelino: Un polvorín social a punto de explotar

RPRESS  Pedro I. Altamirano. Málaga, 14 septiembre 2021.- La policía viola las casas de ciudadanos en Argelia, y arresta de forma arbitraria a decenas de manifestantes pacíficos y activistas políticos. Cientos de activistas están en prisión y otros tantos están bajo amenaza y procedimientos judiciales. Más de 100 ciudadanos fueron arrestados en dos días. La libertad de expresión es un crimen para el régimen argelino, y los derechos humanos están en peligro. Todos los detenidos son acusados ​​de casos de terrorismo, después de que se les asignó una sala especial para los procedimientos penales en el Tribunal de la Capital.

Esta es la verdadera situación social del régimen militar y totalitario argelino, que tanto protege la Europa que presume de libertades y democracia. Un régimen que sólo ha sabido enriquecerse con el gas que pertenece a todos los argelinos, mientras mantienen al pueblo en la pobreza y desprotegidos. Cobran enormes comisiones, en las compras de armas para un ejército ineficaz e inoperativo, más allá de apoyar, de forma logística a bandas terroristas como la del Frente Polisario. Un régimen insostenible en franca huida hacia ningún sitio, pero por ello mismo, más peligroso que nunca. Todos los regímenes totalitarios, llevan a sus países al caos antes de huir con los bolsillos llenos, y dejando atrás a un país en quiebra.

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Una vergüenza para un mundo en el que, mientras avanza el desarrollo económico social, tecnológico y científico, el régimen argelino lo impide para su pueblo de forma más que lamentable.  Esta es la causa por la que los jóvenes de Argelia están tratando de salir del país, y buscar países democráticos que protejan su dignidad. Causa esta del interminable tráfico de personas que enriquece a las numerosas mafias protegidas por el mismo régimen a cambio de más dinero.

La censura impuesta a la libertad de prensa es otro de los escándalos que se producen en Argelia ante el silencio de las organizaciones internacionales de derechos humanos. Como ejemplo el del periodista y miembro de la Liga Argelina para la Defensa de los Derechos Humanos, Hassan Bouras, premiado en reconocimiento a sus actividades de derechos humanos en el norte de África por parte de Front Line Defenders en 2017. Fue detenido hace unos días por las fuerzas de seguridad, luego de que escribiera un artículo en el que criticaba al régimen, y mantener contacto con detenidos políticos y activistas. Fue puesto a disposición judicial que ordenó su prisión por delitos graves. Hoy continua en prisión sin que se tenga noticias de su estado.

El joven activista Mohammed Abdellah ha sido extraditado a Argelia, y ya esta en manos del régimen militar argelino.

La trágica situación de los valientes activistas por democracia y Kabilios, reprimidos por el régimen, los hace huir del país y refugiarse en Europa. Ahí corren distintas suertes. Los que peor suerte tienen son los que caen en territorios español. La actual administración española, de forma presunta, se convierte en cómplice necesario de la represión militar, al permitir la extradición de los activistas reclamados por Argelia. Un horror injustificable que ha permitido que luchadores por la libertad como los jóvenes Mohammed Abdullah, Mohamed Hamali y otros muchos que no conocemos sus nombres, hayan sido ya extraditados.

Lo más penoso de esta triste historia de la actual administración española, es que, mientras extradita a activistas por las libertades y la democracia, acoge y da refugio a presuntos terroristas del Frente Polisario, como ha quedado en evidencia con la ayuda prestada, de forma tan irregular al presunto genocida y líder del Polisario, Brahim Ghali. Caso Ghali, que de forma premeditada y organizada por Argelia, fue la causa de la grave crisis actual entre España y Marruecos.

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Al menos, un juzgado esta investigando en profundidad todo esto, por lo que no perdemos la esperanza que, la justicia natural de España se imponga, a la otra justicia de más altas instancias que, de forma presunta, parece estar politizada, para vergüenza a todos los españoles.  Del mismo modo, tenemos la esperanza que la justicia investigue todas y cada una de las extradiciones de estos jóvenes argelinos, condene a los culpables de estas inhumanas expulsiones y restablezca en lo posible, el honor y el buen nombre de las victimas de las presuntas irregularidades administrativas.

Europa debe abrir los ojos con Argelia. Deben ser conscientes del verdadero peligro para la paz en el Mediterráneo que supone el actual régimen militar argelino por su apoyo al terrorismo en el Sahel, y la desestabilización que supone en estos momentos. La actual administración española debe dejar de estar al servicio de los intereses bastardos del régimen argelino, un régimen dañino para las libertades, los derechos humanos y la dignidad de las personas. Ni España, ni los españoles merecen ser señalados por la comunidad internacional como presuntos colaboradores de quienes fomentan el totalitarismo y el terrorismo.

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