Germaine Acogny abre un diálogo entre Changó y Medea en el Grec

RPRESS Barcelona, 27 julio 2021 (EFE).- Germaine Acogny, una de las figuras más importantes de la danza africana, abre un diálogo entre Occidente y África en «À un endroit du debut» (En algún lugar del principio), una obra que bucea en la historia personal de la bailarina y coreógrafa y encuentra puntos de conexión entre Medea y Changó.

A pesar de ser considerada la madre de la danza africana contemporánea, Germaine Acogny bailará mañana, a sus 77 años, por primera vez en Barcelona.

Su compañía ha visitado la capital catalana anteriormente, pero ella nunca se ha subido a los escenarios barceloneses, «una injusticia», según el director del Grec, Cesc Casadesús, que el festival ha decidido reparar.

«Las cosas pasan cuando tienen que pasar», ha dicho sin rencor la creadora, «y quizás ahora que soy una leona es el momento propicio», ha añadido en referencia al León de Oro al conjunto de su obra que acaba de recibir en la Bienal de Venecia.

La reparación es precisamente uno de los temas que aborda «À un endroit du debut», una coreografía de Germaine Acogny dirigida por el fracoalemán Mikaël Serre, que se podrá ver en el Mercat de les Flors de Barcelona los días 28 y 29 de julio.

«Los artistas pueden hacer un trabajo muy importante en el terreno de la reparación», ha señalado este martes Serre, en referencia a esta obra que «parte de una historia íntima que puede ser universal y que explica parte de la historia colonial».

Danza, vídeo, luz y texto ayudan a Germaine Acogny a relatar su historia familiar, sola sobre el escenario pero acompañada de la imagen de su abuela, una sacerdotisa yoruba.

Según ha recordado hoy Serre, fue dialogando con Acogny cuando sintió la conexión que podía haber entre Changó, dios del relámpago, el trueno y la guerra, con Medea.

En un ensayo, Serre leyó un fragmento de «Medea» a Acogny sin decirle de qué libro procedía y la artista sintió que «aquellas palabras hablaban de las mujeres senegalesas», ha rememorado la coreógrafa.

El éxodo, el sentimiento de ser extranjero en el lugar donde vives y el dolor de la ausencia son temas presentes tanto en la mitología occidental como en la africana, que Acogny siente muy propios.

Fragmentos de «Medea» de Eurípides se alternan en la obra con textos escritos por el padre de Acogny, «un hombre que rompió los lazos con África para integrarse plenamente en la cultura blanca colonial», ha revelado Serre.

El padre de Acogny intentó «impedir la transmisión cultural que se da entre mujeres» y la coreógrafa estudió danza clásica en Francia, pero tuvo «malos profesores», que le decían «que tenía los pies planos y el culo grande», ha recordado esta gran maestra de la danza, que encontró su propio lenguaje y creó una técnica nueva a partir de las danzas patrimoniales africanas.

«La danza africana es la madre de todas las danzas», ha asegurado Acogny, creadora de una nueva forma de bailar que deslumbró en los años setenta a Maurice Béjart y el presidente Léopold Sédar Senghor de Senegal.

«Ellos fueron mis padrinos, todo el mundo necesita un padrino para despegar, por eso he dedicado a ellos mi premio en Venecia», ha explicado.

Íntimamente conectada con la naturaleza y con su condición de mujer negra, Acogny trabaja en este espectáculo con «los mitos en común» y busca un acercamiento entre culturas que «quizás permita que algún día una negro o una mujer gobiernen Francia».

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