El éxodo masivo de migrantes desde Marruecos hacia Ceuta toca a su fin.

RPRESS Castillejos (Marruecos), 19 mayo (EFE).- Las autoridades marroquíes en la localidad norteña de Castillejos han cerrado los accesos hacia Ceuta y puesto fin a las avalanchas masivas de emigrantes que se ha producido en los últimos dos días, en los que entraron en la ciudad española más de 8.000 emigrantes, de los que 5.600 ya fueron devueltos a su país.

La situación cerca de la frontera desde el lado marroquí es muy diferente a la de los dos últimos días: los grupos de migrantes se desplazan hoy en dirección contraria, tras perder la esperanza de poder entrar en el enclave español.

La Comisión Europea manifestó hoy su confianza en que Marruecos tome medidas para resolver esta crisis migratoria desatada en los últimos días después de los contactos mantenidos entre el comisario europeo para la Vecindad y Ampliación, Oliver Varhelyi, y las autoridades marroquíes.

Según ha podido constatar Efe en el lugar, la intervención policial marroquí ha sido determinante para bajar considerablemente los flujos migratorios en la localidad, además de las devoluciones «en situ» de los emigrantes desde el puesto fronterizo de Tarajal o desde el mismo espigón de separación.

Esta mañana se ha desplegado un dispositivo de fuerzas antidisturbios que han dispersado de forma intermitente a los grupos que intentaban llegar al espigón fronterizo: primero, para alejar a los emigrantes de la carretera que lleva al paso fronterizo, y después para impedirles escalar la colina de Belyunesh que se asoma sobre Ceuta.

La intervención policial marroquí empezó anoche, lo que provocó algunos momentos de choque entre las fuerzas antidisturbios y los emigrantes, según explicaron a Efe varios testigos oculares.

«Las autoridades nos avisaron anoche de que nos van a desalojar, esperaron un momento y empezó la intervención policial, pero las cosas degeneraron y se lanzaron piedras de diferentes tamaños de todas partes», explicó a Efe Yunes, un emigrante de 35 años procedente de Kenitra (a más de 200 kilómetros al sur de Castillejos) que decidió volver a su ciudad tras perder la esperanza de poder pasar al lado español.

Aún eran visibles esta mañana cascotes encontrados en la carretera, además de botellas, zapatillas, trapos quemados y hasta un biberón tirados en el suelo, pero las autoridades intervinieron horas después para limpiar y desalojar la carretera.

Tanto Yunes como otros emigrantes consultados por Efe dijeron haber perdido toda esperanza de poder pasar a Ceuta y empezaron a emprender el camino de vuelta.

Los procedentes de la zona norteña han regresado a sus casas, y los otros llegados de zonas más remotas -personas con aspecto humilde y marginal que habían llegado con lo puesto-, pasaron la noche dormidos en la explanada de la mezquita principal de la ciudad o en diferentes jardines, y tras hacer desesperadamente el último intento, regresaron posteriormente por Castillejos, unos haciendo autostop y otros buscando un medio de transporte en el viaje de vuelta.

A medida que avanza la jornada, desciende el tamaño de las multitudes de migrantes, al tiempo que crece la presencia policial y de responsables de seguridad y de la administración central marroquí.

Los observadores subrayan que este repunte migratorio se produce en un momento de grave crisis socioeconómica que vive la zona de Castillejos y las localidades vecinas por el final abrupto del contrabando de mercancía en octubre de 2019 y el cierre desde marzo de 2020 de la frontera terrestre como medida preventiva contra la propagación del coronavirus.

| Vista de un biberón junto a un grupo de personas que han sido disuadidas por los antidisturbios marroquíes para no cruzar la frontera entre Fnidq (Castillejos) y el paso fronterizo de Tarajal, Ceuta, este miércoles. EFE/ Mohamed Siali

Ahmed Biyuzan, activista local de Castillejos, dijo a Efe que las autoridades marroquíes dieron trabajo al menos a 300 personas de la zona que se dedicaban en el pasado al porteo de mercancía entre Ceuta y Castillejos, cifra simbólica ante las más de 15.000 personas damnificadas por el cierre de la frontera y la crisis sanitaria del coronavirus.

«Todos los días, varias personas se agrupan ante la alcaldía de Castillejos para reclamar trabajo», señaló Biyuzan, y añadió que la situación se agravó también con el toque de queda nocturno impuesto en todo el país durante el mes de ayuno de ramadán, lo que afectó al menos a 800 personas que trabajan en los cafés y restaurantes de Castillejos.

Fatima Zohra Bouaziz

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