La Revolución del Rey y del Pueblo es Constante: Visión de un marroquí residente en el mundo y para el mundo: Continuidad, Firmeza, Desarrollo y Prosperidad

El Soberano ha expresado su aprecio a las posturas de la Administración Estadounidense y del Gobierno de España que apoyan el Plan de Autonomía para el Sáhara Marroquí

RPRESS Mohamed Mohcine. 26 agosto 2022.- El Discurso del Rey Mohammed VI, en la conmemoración del 69º aniversario de la Revolución del Rey y del Pueblo de 20 de agosto, ha sido una ocasión para reafirmar la soberanía de Marruecos sobre su Sáhara partiendo desde las constantes históricas, geográficas, jurídicas e internacionales. En este sentido, el Soberano ha expresado su aprecio a las posturas de la Administración Estadounidense y del Gobierno de España que apoyan el Plan de Autonomía para el Sáhara Marroquí; asunto que también apoyan muchos países europeos, árabes, africanos, latinoamericanos y del el mundo entero.

Desde aquí y desde mi punto de vista personal como “marroquí residente en el extranjero”, hay que recordar que su Majestad en el Discurso de Trono, el pasado 30 de julio, había instado a los marroquíes para mantener los principios fraternales de buena vecindad con los argelinos; asimismo ha expresado la voluntad de Marruecos para tender puentes de cooperación y entendimiento mano a mano para superar cualquier desacuerdo o conflictos.

Por eso; asimilando el Discurso del Monarca, Comandante de los creyentes y  de acuerdo con sus competencias constitucionales (Artículo 42 del Título III) que definen al Rey como “Jefe del Estado, Representante Supremo, Símbolo de la unidad de la Nación, Garante de la permanencia y continuidad de Estado y Árbitro Supremo entre las Instituciones”; nosotros como marroquíes (en el interior y en el extranjero) debemos no hacer caso a algunas voces irresponsables de las redes sociales que, hace unos cuantos días, hicieron fabulaciones en su imaginación irrealista en contra de los vecinos y de su territorio reconocido según las fronteras internacionalmente establecidas en la actualidad.

Sí, somos un antiguo Estado-Nación (Marruecos, Magreb y Al-Ándalus) que nació hace 12 siglos y se sucedieron en su Trono varias dinastías de origen árabe y amazigh (desde el S. VIII d.C./ S. II de la Hégira). Desde los Idrisíes, Almorávides y Almohades hasta los Benimerines, Watasíes y Saâdíes; actualmente, en una “continuidad extraordinaria” tenemos lazos firmes de “ligadura histórica y lealtad” a los Alauíes como nuestros padres y abuelos habían asumido desde hace cuatro siglos (S. XVII). Marruecos, como país independiente, se había extendido durante siglos sobre una inmensa superficie del Magreb aunque, después, el “Protectorado extranjero” (1912-1956) anexionó muchos territorios marroquíes a favor de las “Colonias” que se convirtieron en países independientes como Argelia y Mauritania que, pese a todo, respetamos su independencia, su historia y sus peculiaridades culturales.

Partiendo desde esta perspectiva y contexto históricos cuyos detalles son extensos pero que podemos resumir sus capítulos más relevantes a saber: la fundación de Mauritania (1960), la independencia de Argelia (1962) y “la guerra de arenas” (1963). Después, Marruecos acordó con los vecinos argelinos delimitar sus fronteras en 1972 (con la aprobación parlamentaria en 1992), y recuperó su Sáhara (Seguia El-Hamra en 1975 y Oued Ed-Dahab en 1979).

Así, desde esta lógica y perspectiva actuales, Marruecos con su Sáhara –de Tánger a Lagouira y de Feguig a Laâyoune– es un Estado independiente y soberano con un mapa conocido y una superficie de unos 712.550 Km². Por consiguiente, el Reino de Marruecos –siendo una de las monarquías más antiguas del mundo (desde el S. VIII)– es más extenso que Japón, Noruega, España o Gran Bretaña; esto además de tener una superficie más grandes que otros Estados-Nación antiguos como Francia, Alemania o Italia.

Finalmente, como marroquí que ha residido en el extranjero desde un largo tiempo, quisiera aplaudir las señales significativas y esperanzadoras que dio su Majestad en su discurso –con ocasión de la Revolución del Rey y del Pueblo– a todos los marroquíes del mundo, de todos los ámbitos, que defienden la Unidad de la Nación desde sus merecidas competencias científicas, económicas, políticas, culturales y deportivas. Y digo, para concluir, que estamos dispuestos a comprometernos como siempre en el proceso de construcción y de desarrollo en todos los niveles bajo el liderazgo soberano del Rey Mohammed VI y de la Familia Real para el bien de Marruecos y de su Pueblo. Continuidad, firmeza, desarrollo y prosperidad.

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