SM Mohammed VI llama a superar las diferencias en el gran Magreb

RPRESS  Pedro I. Altamirano. Málaga, 8 noviembre 2021.- “Lo breve si bueno, dos veces bueno”. Dice un refrán popular castellano. A lo que me refiero es a lo dicho por SM Mohammed VI en el reciente discurso al pueblo marroquí con motivo de la conmemoración del 46º aniversario de la Marcha Verde.

La misma dice de forma textual “Queremos aprovechar esta oportunidad para expresar a nuestros cinco pueblos magrebíes, Nuestros sinceros deseos de alcanzar mayor desarrollo y prosperidad, en el seno de la unidad y la estabilidad”, que dice justo al final de un discurso claro, rotundo, y lleno de fortaleza en cuando a la unidad territorial del Reino.

Mano tendida desde la claridad de posiciones. Llamada a superar los problemas que desunen para centrarse en lo que unen, basado en el respeto mutuo y el crecimiento conjunto. Los grandes estadistas no son aquellos que piensan en el expansionismo imperiales, sino en los que tienen la capacidad de unir y crecer desde el entendimiento, desde lo que une. Este es el mensaje de SM Mohammed VI, y de ahí la grandeza de la frase. Pero si la analizamos en su conjunto, va más allá de lo que se pudiera analizar en una primera lectura. Encuadra a la perfección a las necesidades sociales post Covid-19, que deben pasar por poner las necesidades del ser humano, por encima de cualquier otra consideración.

El Magreb en su integridad, tiene la obligación, desde la influencia Mediterránea, desde el paso de Despeñaperros en Andalucía hasta las orillas el Níger, desde las playas de Dakhla hasta las no tan lejanas arenas del desierto libio, de volver, tal como dice el himno de Andalucía, volver a ser lo que fuimos, hombre de luz que a los hombres, hombre de alma de hombre les dimos, para volver a ser ese cambio que ilumine de nuevo al Mediterráneo, desde la paz y la tolerancia.

El Mediterráneo debe volver a ser lo que fue. El centro cultural, científico, social, y económico que perdimos cuando perdimos la unidad. Sólo desde la unidad volveremos a ser grandes, ricos, y pacíficos, pero sobre todo, tolerantes y por tanto hermanos. No podemos permitirnos como mediterráneos continuar por el camino de la desunión. No podemos seguir anteponiendo los intereses de unos pocos, al interés general ante un futuro cambiante, lleno de peligros e incertidumbres sí, pero también lleno de oportunidades que no podemos permitirnos en dejar pasar.

Soy Andaluz. En mi sangre, como en la sangre de la inmensa mayoría de los que habitamos la península ibérica, llevamos guardada la memoria de cuando éramos un mismo pueblo. Conozco la historia de mi pueblo, el andaluz, pero nunca supe poner fronteras a mi cultura que tantos compartimos. Por ello a veces me avergüenzo cuando recuerdo a nuestros grandes viajeros como Ibn Battuta (nacido en Tánger y fallecido durante el Sultanado Benimerín), nuestros filósofos y científicos como Averroes (nacido en Córdoba y fallecido en Marrakech) o Maimómides (nacido en Córdoba y fallecido en el Cairo) y pienso qué dirían ante esta actual división de nuestra cultura. No me cabe la menor duda, dirían la misma frase que acaba de pronunciar SM Mohammed VI “Queremos aprovechar esta oportunidad para expresar a nuestros cinco pueblos magrebíes, Nuestros sinceros deseos de alcanzar mayor desarrollo y prosperidad, en el seno de la unidad y la estabilidad”.

¿Somos capaces de entender ahora la profundidad de la frase del monarca Alauí? En ella recoge la suma de nuestra cultura basada en la paz, la ciencia y la tolerancia, en nuestra unidad. Afinidad  con de aquellos monarcas andalusíes, que hicieron de Al andalús el paraíso en el que se convirtió nuestra tierra, solo fue vencida por la desunión, cuando nos dividimos en reinos de taifas, para nuestra pérdida y ganancias de otros. Es una frase que nos indica el camino al renacimiento de nuestra cultura en común a la que no podemos dejar de acudir.

Por ello me atrevo a sumarme al llamamiento de SM Mohammed VI en cuanto al mensaje de paz y unidad. Desde el respeto a nuestra diversidad, a nuestros territorios, a nuestras creencias, a nuestros modos de ver la vida, pero junto en aquello que nos une, una cultura milenaria de paz y tolerancia. Es hora ya que nuestros hermanos Mauritanos, Argelinos, Tunecinos, Libios, Malienses, y porque no Egipcios y Andaluces, respondamos a la llamada de un monarca estadista que ve el futuro con claridad y nos indica el camino. Rompamos con el pasado y preparemos el futuro.

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