Sahara marroquí, una realidad incuestionable e irrenunciable
Cualquiera que conozca de forma mínima Marruecos, sabe que las provincias del sur forman parte del Reino y de la histórica e irrenunciable unidad nacional.
RPRESS Pedro I. Altamirano. Málaga, 8 de enero 2023.- Hay dos personajes de la historia reciente del Reino de Marruecos que me apasionan por su compromiso y claridad de ideas entorno a la recuperación de la independencia, la reunificación territorial y lo más importante, la reunificación de todos los marroquíes incluido el Sáhara marroquí.
Me refiero a Sidi Mohammed ben Yúsef, Sultán de Marruecos desde 1927 hasta 1953, y con posterioridad entre 1955 y 1957, y luego coronado como Rey de Marruecos bajo el nombre de Mohammed V desde 1957 hasta 1961. El otro es Allāl al-Fāsī, político y escritor marroquí, fundador del partido Istiqlal y su último presidente, miembro de las academias de la lengua árabe de Damasco y El Cairo y teórico del islam político y escritor.
Sáhara marroquí fruto de la lucha de la monarquía
Dos personajes que, antagónicas en muchas ocasiones, los unió la causa común de la independencia y la dignidad marroquí como nación. Tanto Allāl al-Fāsī con su claro discurso “la reforma de las instituciones sociales y políticas en aras de la modernización y la actualización del islam para, en un segundo estadio, lograr la plena soberanía de Marruecos en el marco de un estado moderno, independiente y libre de colonialismo”, palabras que ponían los pilares del Marruecos moderno.
Por otro lado Mohammed V, hombre de gran cabeza y moderación, de gran valor como demostró ante la Francia de Vichi que le costó el exilio, pero que al volver a la Patria lo hizo con la determinación de la independencia colonial y con la colaboración con Allāl al-Fāsī dar los primeros firmes pasos hacia el futuro del Reino.
Para los españoles la “guerra de la independencia” de España de la ocupación napoleónica es digna de mención y celebración en el 2 de mayo como fecha señalada, pero después somos incapaces de reconocer la lucha por la independencia de Marruecos del colonialismo español. Si esto se logra entender es muy fácil entender que el Reino de Marruecos nunca cejará en su empeño de su total independencia colonial y reunificación nacional, sea el colonialismo que sea, ya sea político, cultural o económico. Si algo es irrenunciable para un marroquí es la Corona y la independencia, ya que siempre han caminado juntas.
Por ello hoy, la primera causa nacional no es ya la recuperación territorial de las provincias del sur, hecho real indiscutible a falta de los territorios aún ocupados por la banda armada separatista apoyada por el régimen militar totalitario argelino tras el alto el fuego de 1991, sino el absoluto reconocimiento de la soberanía del Reino sobre las provincias del sur a nivel internacional. El actual monarca alauí SM Mohammed VI lo ha dejado de forma más que clara y rotunda “todo aquel que quiera mantener relaciones normalizadas con el Reino debe pasar por reconocer la soberanía nacional sobre las provincias del sur”.
Determinación y fortaleza
Esta determinación y fortaleza emana de una realidad histórica sólo negada por aquellos que desconocen de forma profunda la historia reciente: El gran Marruecos que defiende Allāl al-Fāsī, fue ocupado de forma ilegal por el colonialismo europeo aprovechando momentos de debilidad de Marruecos y de todo el continente africano tal como queda demostrado en todos los tratados internacionales en los que se firmaron dicha colonización, sobre todo en la de Algeciras en la que, es tan clara que se estaba ocupando un territorio que les dio vergüenza llamarlo colonia y lo denominaron “protectorado”.
De hecho, Alemania se dio por satisfecha con haber preservado “la integridad territorial del Estado magrebí” y España con reingresar en el contexto de las potencias mediterráneas, aunque como subsidiaria de Francia, con la que se repartiría el estado magrebí en 1912. “Integridad territorial del Estado magrebí” cuando España ocupaba las provincias del sur en el Sáhara marroquí, lo que deja clara la pertenencia de las provincias al Reino de Marruecos en dichos tratados.
Sólo es necesario leer las actas del acuerdo de Algeciras para comprobar que siempre se respetaba la existencia del Estado marroquí, conscientes que se estaba ocupando un Estado existente que había que “proteger” en todos sus ámbitos, pero sobre todo en su organización como Estado, su estructura de poder y la integridad territorial.
Llegada la hora de la “descolonización” es curioso que se use dicho término nunca usado en los tratado en vez de fin del protectorado, se respetó la integridad nacional del norte y centro del Reino pero no así de las provincias del sur, culpa sin duda de la mentalidad, esta vez sí es correcto el término, colonial francesa que impidió en 1958 la lógica y legal devolución de las provincias del sur al Reino de Marruecos, su legítimo propietario histórico, en lo que denomino como “el complot de Las Palmas” que dio pie a la operación hispano-francesa “Ecouvillón”, inspirada por Francia, que terminó en aquel momento con los sueños de terminar de reunificar el Reino de forma legal y pacífica.
En aquella operación murieron muchos marroquíes, entre ellos muchos saharauis marroquíes. No hay ni una sola tribu saharaui marroquí que no tenga en la memoria a sus mártires por Marruecos en aquella lucha por la independencia.
No es difícil por tanto comprender que el Reino de Marruecos no haya renunciado jamás, como dijimos, no ya a la integridad territorial de su territorio, sino al reconocimiento internacional del mismo. Antes lo defendió con la sangre de sus hijos, hoy lo defiende con fuerza en la sede de las Naciones Unidas en un trabajo incansable por el reconocimiento de su unidad. Trabajo que comienza a dar resultados poco a poco, y que en breve alcanzará, di Dios lo quiere, el resultado que hará justicia con la verdad de Marruecos.
Desde SM Mohammed V, Allāl al-Fāsī, SM Hassan II, SM Mohammed VI junto a todos y cada uno de los hijos e hijas de Marruecos, trabajan juntos por sus provincias del sur. De esa unión nace la fortaleza y la determinación para tal fin que no es otro que la realidad incuestionable e irrenunciable: el Sáhara marroquí.
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