Polisarios y amigos de la violencia que los apoyan: ríndanse y entreguen las armas y el dinero robado
Tras la nueva y demoledora resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, a la ilegal RASD y a su brazo armado al servicio de los intereses argelinos, sólo que queda una salida, la rendición y la entrega de las armas.
RPRESS Pedro I. Altamirano. Málaga, 28 octubre 2022.- A estas alturas yo me pregunto, al margen de cualquier otras consideración política, ¿a quién beneficia la existencia del movimiento armado Frente Polisario, brazo armado de la inexistente e ilegal RASD al servicio siempre de los intereses del régimen militar totalitario argelino? Desde luego a las personas retenidas en los campos de concentración de Tinduf y aledaños no.
Ya es un verdadero clamor internacional, las pésimas condiciones de vida en las que la RASD y sus polisarios, mantienen en los campos, a pesar de las millonarias ayudas económicas que deberían ser utilizadas para la población civil. Conocido es ya que el dinero no se usa en mejorar las condiciones de las personas, sino en el tráfico de armas entre las bandas terroristas del Sahel y, sobre todo, en el buen vivir de sus dirigentes en España y los estudios de sus hijos en las mejores universidades internacionales. Un escándalo que sobre pasa toda ética y moral humana.
En la reciente reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, tal y como figura en el acta de la resolución 2654/2022 que se publicará como documento S/RES/2654, por 13 votos a favor contra ninguno en contra, con 2 abstenciones (Federación de Rusia, Kenia), deja bien a las claras que se reafirma el apoyo a la iniciativa de autonomía marroquí, presentada por Marruecos en 2007, como base seria y creíble capaz de poner fin al diferendo regional sobre el Sáhara marroquí, tal y como se consagra en las resoluciones del Consejo de Seguridad. Más claro imposible.
La solución autonómica, tal y como se recoge del mismo modo en las resoluciones finales del Grupo Internacional de Apoyo a la Paz y la reunificación Saharaui, y tal como lo expresaron sus miembros destacados en las Naciones Unidas la española Águeda Rodríguez, y el costarricense David Gourzong se acoge a la carta de las Naciones Unidas y la OIT sobre los derechos de las tribus autóctonas en países independientes, con lo que encaja a la perfección con las últimas resoluciones del propio Consejo de Seguridad de la ONU.
En base a todo ello, es hora de que los responsables del Polisario comiencen a negociar dónde y cuándo entregan las armas y negocian las condiciones de su rendición incondicional para que sean tratado con la máxima generosidad y perdón posible.
Para ello y de forma inmediata, deban dejar en libertad a las personas retenidas en los campos de concentración en contra de su voluntad, para que regresen a sus casas en las provincias del sur de Marruecos, recuperen la unidad familiar, la paz y el futuro para ellos y sus hijos. Dejen de inmediato de utilizar a los niños y niñas como soldados y esclavas sexuales. Permitan la llegada de la ayuda internacional para socorrer en primera instancia a la población que allí sufre, y la devolución de los territorios llamados libre entre los muros y las fronteras marcadas por el colonialismo europeo al Reino de Marruecos como primer paso a la devolución por parte argelina de los territorios marroquíes que aún mantiene usurpados de forma ilegal.
Solo de este modo se podrá comenzar a restaurar el daño causado por el colonialismo europeo al Reino de Marruecos, sobre todo por la mentalidad colonial francesa que impidió ya en 1958 que España devolviera el Sáhara a Marruecos, el 1960 con la creación de Mauritania e inventarse la actual Argelia en 1962 para impedir que el Reino de Marruecos recuperara su completa integridad territorial. Un egoísmo político francés que propicio el terrorismo del Polisario y el apoyo argelino en contra de Marruecos.
Las terribles consecuencias de estos “errores” franceses ocasión la “guerra de las arenas” y con posterioridad la guerra por el Sáhara marroquí, que han sufrido durante décadas las tribus autóctonas saharauis marroquíes con la separación de familias y una guerra fratricida inhumana, injusta e inhumana. De todo este sufrimiento resaltaría la violación sistemática de las mujeres jóvenes y no tan jóvenes casadas que tras su violación sus desgraciados maridos eran asesinados y enterrados en el desierto, mientras sus hijos eran entrenados para la milicia y sus hijas usadas como esclavas sexuales.
Esta afirmación de escribo es verificable, pero del mismo modo tan dura que es difícil de creer por todas esas personas que siguen apoyando al Polisario. Del mismo modo que parte de la población alemana hubo que hacerla desfilar por los campos de exterminio nazis para que vieran con sus propios ojos lo que se negaban a creer, a los que hoy aún apoyan al Polisario habrá que hacerlos pasar por las cárceles secretas, hablar con las mujeres violadas, los hombres torturados y los niños a los que les han robado el alma y la infancia para que vean lo que aún se niegan a creer: que han estado ayudando a una banda terrorista de corte fascista y nazi.