La trivialización de las medidas anti-covid ha agravado la situación, según el Gobierno de Túnez

RPRESS EFE: Túnez. 10 de mayo 2021.- La situación sanitaria en Túnez es extremadamente grave en todo el país, insistió hoy la portavoz del Gobierno, Hasna ben Slimen, quien aseguró que la decisión del Ejecutivo de imponer un confinamiento general ha sido fruto de la trivialización y el mal ejemplo dado por parte de algunos responsables frente a las medidas preventivas.

En una entrevista concedida al programa matinal de la estación de radio local «Shmes FM», Ben Slimen subrayó que «el colapso del sistema sanitario es el mayor de los peligros» y admitió que «el número de camas de reanimación y las máquinas de oxígeno se han acabado».

«Existe penuria de equipos médicos y falta personal en un momento en el que la cifra de contagios crece» muy deprisa, agregó la portavoz, que combina sus funciones con las de ministra interina encargada de la Justicia y la Función Pública.

Por ello, instó a la población a abandonar la banalización de la enfermedad e insto a todos las fuerzas sociales del Estado a «respetar las medidas decididas por el Gobierno y dar así ejemplo a los ciudadanos».

«La situación es muy grave, existe una visión trivial de ciertas cuestiones, como la desobediencia civil», en un duro mensaje que parecía tener como destinatarios al jefe del Estado, Kaïs Saíd, y al presidente del Parlamento, Rachid Ghannouchi, que en las últimas horas se desplazaron públicamente pese al confinamiento decretado para toda la población, y que impide tanto las reuniones como los viajes entre provincias.

Asimismo, parecía dirigirse a la patronal (UTICA), una de las organizaciones más influyentes y numerosas de Túnez, que en las últimas horas se ha sumado a actos de protesta popular en todo el país y ha emitido diversos comunicados desde diversas ciudades en los que anunciaba que no respetaría las medidas y pediría a sus miembros trabajar de manera habitual.

PROTESTAS Y DESOBEDIENCIA

Las últimas cifras oficiales certifican 79 decesos y 1.301 nuevos contagios este sábado 8 de mayo, día en el que los tunecinos se lanzaron en masa a las carreteras y a las calles y supermercados ante el anuncio un día antes de que se impondría un confinamiento general de una semana que coincide con la celebración de la fiesta del Aïd, la más importante del calendario musulmán.

El domingo, y a pesar de los controles de la policía en las entradas y salidas de los pueblos y ciudades, miles de ciudadanos salieron a las calles para pasear, comprar y visitar a los parientes pese a que está prohibido abandonar los domicilios excepto para cuestiones esenciales, y están vetadas las reuniones.

En ciudades como el Kef (oeste), Bizerta (norte) o Sousa (centro-este), uno de los núcleos de la ahora arruinada industria turística tunecina, miles de trabajadores, comerciantes, artesanos, protestaron contra una medida que calificaron de desproporcionada e injusta.

En la capital, se produjeron incluso enfrentamientos entre la Policía y los comerciantes, que se negaban a cerrar sus puestos y protestaban por el hecho de que se permita la actividad solo a las grandes superficies y a las tiendas de alimentación.

MAYOR TASA DE MORTALIDAD

El viernes, el ministro tunecino de Sanidad, Fauzi Mehdi, ya había advertido que la situación epidemiológica «es muy grave», con más de 350.000 positivos confirmados y un total de 11.350 decesos, que convierten a Túnez en el segundo país del mundo en tasa de mortalidad.

Una situación que no ha paliado la campaña de vacunación que desde que arrancara en marzo ha puesto dosis a unas 510.000 personas.

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