La OTAN y el Sahel con Marruecos como pieza clave para la seguridad.
La huida de Francia del Sahel cierra, de forma clara y definitiva, el desastre colonizador francés de los dos últimos siglos de expolios y falta de respeto a los derechos de las tribus indígenas africanas, pero de forma muy especial con el Reino de Marruecos y el Sahel.
RPRESS. Pedro I. Altamirano. Málaga, 6 octubre 2022.- Francia ha hecho lo único que ha sabido hacer desde que se escribe la historia: crear conflictos y huir a las primeras de cambio, no sin llevarse antes el botín obtenido de forma ilegal. Lo hizo la monarquía francesa, siempre enredando y conspirando contra toda Europa, lo hizo Napoleón que expolio todo lo que pudo por donde pasó, que se lo pregunten a Egipto por ejemplo, y lo continuaron haciendo durante los siglos XIX y XX en el continente africano, pero pasa ser justo, no solos, sino acompañado de otros países europeos incluida la siempre despistada España.
Se dividieron territorios tribales, se separaron tribus que nunca debieron separarse; se unieron otras que no debieron unir, se trazaron fronteras artificiales con una regla y una escuadra según los intereses de los oligarcas de cada potencia colonizadora. En vez de desarrollar Estados y regímenes sostenibles, se pusieron como Jefes de Estado a tiranos al servicio de quien lo ponía en vez de servir a sus pueblos.
De aquellos polvos, estos lodos. Una África que se desangra en medio de un atroz terrorismo, la pobreza insufrible producida por el expolio de sus recursos, falta de educación, sanidad y futuro, lo que obliga a sus moradores a seguir emigrando para poder subsistir. Antes eran llevados como esclavos y ahora, se ha depurado tanto el sistema, que no hace falta secuéstralos, ellos solos se van, y además pagan los gastos de transporte a las mafias.
Uno de los peores desastres, sin olvidar el cuerno de África, es el Sahel bajo el insoportable terrorismo yihadista, pero no nos confundamos, de religioso no tiene nada, y si mucho de intereses geoestratégicos rusos a manos de sus países satélites de siempre. Francia, que nunca asumió que no es ninguna potencia, más allá de gastar dinero en tener un mínimo de disuasión nuclear, nada más, pero nada menos, y que nunca ganó una batalla desde que Napoleón derrotara a los rusos en la batalla de Friedland un 14 de junio de 1807, se ha comportado como sabe comportarse.
Huyo cobardemente de la batalla de Trafalgar dejando sola a la flota española frente a la británica, se rindió sin ofrecer apenas resistencia a la Alemania de Hitler y poniéndose a su servicio con el gobierno de Vichi, tan poco fiable que la flota británica hundió a la francesa en prevención que se uniera a la alemana, perdió en Argelia creando un monstruo que continua por desgracia vivo y ahora, cuando es consciente del desastre ocasionado en el Sahel, deja tirada a las tropas españolas y alemanas llegadas en su auxilio, huye, traiciona otra vez más a Marruecos, y se acerca al monstruo que creo de nombre Argelia.
Hoy por tanto el Sahel es, sin duda, una de las zonas con más terrorismo descontrolado, o no, con continuos golpes de Estado, uno peor al anterior, que sigue generando sufrimiento a la población, pobreza y movimientos migratorios de imprevisibles consecuencias para el área, pero del mismo modo para le cercana Europa. Todo ello tiene unas víctimas muy, los niños usados como soldados en unas ocasiones y como terroristas en otras, de forma muy especial por el modo y las formas, los niños usados para el terrorismo por la banda armada del Frente Polisario bajo la protección del régimen militar y totalitario argelino.
Tras la huida de Francia, España y Alemania comienzan un lento repliegue de las tropas incapaces de hacerse cargo ellas solas del control del Sahel. Dejar al Sahel desprotegido y al socaire del terrorismo es un error que el Mediterráneo, Europa y el Atlántico pueden pagar muy caro. De hecho, en la última cumbre de la OTAN en Madrid, una de las resoluciones más importantes, al margen del actual conflicto de Ucrania, es el fortalecimiento del llamado Franco Sur, o lo que es lo mismo la costa mediterránea africana del todo desestabilizada por Argelia, Libia y ahora Túnez y el Sahel.
En todo el franco sur, el único Estado fiable y estable es el Reino de Marruecos. Un país que, desde que SM Mohammed V dio el golpe definitivo en la mesa y consiguió el inicio de la independencia del Reino del colonialismo francés e iniciar la recuperación de la integridad territorial desmembrada por la propia Francia y España, puso a Marruecos en la vía de los países occidentales, la democracia y el desarrollo social y económico, en base a una antigua amistad con los Estados Unidos (hay que recordar que fue el sultanato de Marruecos el primero en reconocer la independencia USA) cuestión importante a tener en cuenta, para entender la una amistad bilateral cimentada en la confianza mutua.
Marruecos por tanto es hoy, una pieza fundamental para la OTAN y la seguridad europea ya que es, junto a España la puerta Norte/Sur y Mediterráneo /Atlántico. Bajo el continuo hostigamiento argelino y del panarabismo a lomos de un Polisario usado como careta en los ataques terrorista contra las provincias del sur de Marruecos en base de una inventada y artificial reclamación de la ilegal República Árabe Saharaui Democrática RASD, Marruecos ha ido aprendiendo a defenderse, sobre todo en la guerra de las Arenas de septiembre a octubre de 1963 y en la defensa de sus territorios del sur a partir de 1975 hasta el alto el fuego el 6 de septiembre de 1991.
Marruecos desde entonces ha trabajado de forma muy dura en el campo diplomático, que ha llevado al reconocimiento de su soberanía sobre sus territorios del sur bajo una amplia autonomía, por creciente e imparable número de naciones que hace que las propias Naciones Unidas comience a contemplar la solución autonómica como la única posible. Del mismo modo, Marruecos ha sabido ir modernizando sus Reales Fuerzas Armadas, tanto en material moderno como en la preparación de sus tropas en continuas e importantes maniobras tanto nacionales como internacionales, de forma específica con los Estados Unidos y la propia OTAN de las que destaco las “África Lion”.
El Reino de Marruecos ha demostrado, a través de la labor iniciada por SM Mohammed V, pero continuada por SM Hassan II y el actual monarca Mohammed VI, ser un país estable en lo político que permite un desarrollo económico, social y democrático de rotundo éxito que hacen del país un socio fiable y de importancia vital para la seguridad en este hemisferio, más desde la deserción de funciones y responsabilidades de Francia. Marruecos por tanto se convierte, en estos momentos en una pieza clave fundamental para la seguridad.
La OTAN debe contemplar de forma más que seria, invitar al Reino de Marruecos a formar parte de la Alianza de pleno derecho del mismo modo que lo está, al otro lado del Mediterráneo Turquía. De este modo, no solo se cerraría la pinza defensiva en el Mediterránea de lado a lado, sino que la OTAN tendría una base estable y fiable en África, desde donde poder intervenir de forma efectiva en el Sahel y poder comenzar a estabilizar la zona, poner las bases del desarrollo económico, democrático y parar la sangría que suponen los movimientos migratorios.
España debe estar atenta a estos movimientos estratégicos y ponerse al frente de la cooperación Norte Sur y de la OTAN, y poner en valor, su cercanía geográfica y cultura. Reforzar las relaciones bilaterales económicas, culturales, democráticas, sociales al tiempo que seguir reforzando, tal como se está comenzando a hacer en estos momentos, la cooperación en la lucha contra el terrorismo y la migración ilegal a manos de las mafias. España debe ser la valedora de Marruecos en la OTAN junto a los Estados Unidos, y en la Unión Europea. Convertirse en el mejor embajador del Reino tanto en Iberoamérica como en la EU, y llegado el momento la llave de entrada de en la estructura de la UE.
Del mismo modo, un Marruecos fortalecido y reforzado tanto por la OTAN, como por España y la Unión Europea, puede convertirse en el adalid, no solo de la seguridad, sino en el verdadero impulsor de los cambios necesarios en el área para terminar con el terrorismo y la inestabilidad que produce y poner las bases necesarias para que el Sahel, pase a ser un área segura y de progreso.