La estabilidad y la primacía del derecho están en el centro de los éxitos nacionales del Estado de Marruecos
RPRESS 8 abril 2021.- Estos éxitos se basan en la estabilidad y la primacía del derecho garantizados por la eficacia de la seguridad, indica el diario en un artículo que se publicará el jueves bajo el título «la policía política que devora al Estado» de su autor Talaa Saoud Al-Atlassi.
En este sentido, señaló que los servicios de seguridad e inteligencia marroquíes han demostrado un alto sentido de profesionalidad en sus relaciones y en las relaciones de Marruecos con otros países, subrayando que la gran experiencia de estos servicios ha sido beneficiosa para varios países como España, Francia, Bélgica, Estados Unidos y Sri Lanka.
Los servicios de inteligencia marroquíes repitieron la hazaña y libraron, una vez más, a Francia de una «posible operación terrorista», lo que demuestra la eficacia de estos servicios y su papel pionero en la lucha contra el terrorismo, prosiguió, indicando que esta actuación informa también sobre la profundidad y pertinencia de sus contribuciones diplomáticas para consolidar aún más la estatura de Marruecos en el concierto de las naciones.
Mientras este proceso político sigue avanzando en el Reino, las voces discordantes, explotadas en exceso por las fuerzas anti-Marruecos, han irrumpido en la escena mediática, especialmente en Occidente, haciendo mucho ruido y presentándose como «salvadores», sostuvo el autor del artículo.
Estas voces han caído en el olvido, pero sin encontrar quien las acoja, dijo, añadiendo que desde Francia, un ex soldado, un ex atleta y un ex periodista, que disfrutaban de sus derechos y se beneficiaban de los éxitos del Reino, se han convertido en opositores «feroces» motivados por estrechas ambiciones egoístas y empujados por un pretendido «apoyo» mediático «internacional».
Estos individuos se han enzarzado en guerras intestinas que han dejado al descubierto sus tratos con los servicios de inteligencia extranjeros, al tiempo que han desvelado sus propios engaños y ambiciones que han sido explotados y manipulados contra su propia patria, agregó, destacando que estos tejemanejes y acciones no han hecho mella en la resistencia de Marruecos.
Algunas voces en el Reino han llegado a negar los hechos, alegando que el Estado está «atravesado» por una «policía política» que «echa por tierra cualquier espíritu democrático» y cualquier fundamento jurídico. «No sabíamos que en Marruecos nos enfrentamos a la autoridad de una policía política secreta, una banda criminal que no retrocede ante ninguna otra autoridad», denuncia Saoud Al-Atlassi.
Esto es lo que Maati Monjib intentó hacernos creer poco después de su puesta en libertad bajo fianza en un juicio por blanqueo de dinero, continuó.
Si estas alegaciones son ciertas, ¿no habría silenciado esta +policía política+ a quien la «denunció» y reveló su existencia, se pregunta el periódico. «Alabado sea Dios que el Sr. Monjib, que denunció al monstruo secreto, se encuentre entre los suyos con total seguridad y salud», tras una huelga de hambre que le permitió hacer declaraciones incendiarias, desprovistas de política como si gozara de la «protección» de un país extranjero, declara de nuevo el autor.
Él que trabaja en Historia, ¿no se da cuenta de que la «policía» marroquí ha adquirido, en los últimos años, y en consonancia con el proyecto de reforma dirigido por SM el Rey Mohammed VI, un alto sentido de la «Historia», insistiendo en cada operación en proporcionar imágenes y comunicados. Cualquier operación contra el terrorismo, la trata de seres humanos, el narcotráfico o el blanqueo de capitales está sujeta a comunicados que siempre mencionan la frase legalmente vinculante: «bajo la supervisión de la fiscalía competente», recalca el autor del artículo.
Según Saoud Al Atlassi, los servicios de seguridad se enfrentan a las bandas terroristas que amenazan la seguridad del país con todas las garantías legales democráticamente reconocidas, a pesar de que estas bandas no tienen ninguna consideración ni por los derechos democráticos ni por los humanos.
Partiendo de las experiencias internacionales, e incluso en Marruecos «en los años de plomo», la «policía política» no le importan mucho las leyes, el poder judicial y la opinión pública, asegura, precisando que Monjib es objeto de un juicio que no necesariamente lo condenará e incluso puede ser exculpado. Este juicio se apoya, con razón, en los mecanismos del Estado de Derecho, el Estado que reclaman los movimientos democráticos y que Marruecos está consagrando a través de un proceso de reformas dirigido por SM el Rey.
Los actores nacionales y democráticos se adhieren a este proceso con entusiasmo, serenidad y perspicacia, teniendo en cuenta que es un proceso que forma parte de la historia para dar lugar finalmente a una transformación cualitativa del país, resaltó.
El Marruecos de hoy ha roto con todas las prácticas secretas. Es consciente de sus problemas y limitaciones y está inmerso en una autoevaluación para separar el trigo de la paja, escribe, apuntando que los servicios de seguridad son los primeros en «denunciar» a sus elementos implicados en prácticas ilegales y llevarlos ante la fiscalía en caso de abuso.
En este contexto, el autor del artículo se refiere al informe del Departamento de Estado de Estados Unidos sobre los derechos humanos en Marruecos, que extrae las tres cuartas partes de su contenido de los informes de la Dirección General de Seguridad Nacional (DGSN), de la Presidencia de la Fiscalía y de la Delegación General de Administración Penitenciaria y Reinserción. Estos informes, dijo, han decidido en las violaciones, delitos y denuncias que estas instituciones han recibido, ya que revelaron datos sobre los procesos que han dado lugar a sentencias para castigar las violaciones y extralimitaciones de las leyes y los derechos de los ciudadanos.
En este sentido, destacó que «estas instituciones nacionales son las primeras en realizar un examen jurídico de sus prácticas y son las primeras en evaluarse a sí mismas, considerando que «el informe del Departamento de Estado de EE.UU. es un fuerte testimonio diplomático de la «preocupación legal» en estas instituciones.
«Nada en el informe del Departamento de Estado de Estados Unidos insinúa la existencia de un aparato de seguridad secreto contra la patria, los ciudadanos, el Estado y la democracia», concluyó.