Hasan Hardi, presidente del Sindicato Popular de Asalariados de Marruecos: No hay confianza ni reconciliación sin la dignidad de la clase trabajadora.

RPRESS RABAT. 30 de abril 2021. Declaración. Como resultado de las políticas sistemáticas de debilitamiento de los sindicatos, cortándose las uñas, control del escenario sindical al servicio de un determinado colectivo, y el intento de reducir el Día Internacional de los Trabajadores a un «feriado», sin considerarlo como una conmemoración; de las amargas luchas y el tremendo sufrimiento de los mártires, y la brutal opresión de los sindicalistas por parte del colonialismo, y una expresión anual de las demandas de la clase trabajadora por el logro de la dignidad humana y la justicia social.

Los obreros, trabajadores y asalariados, que se han visto amenazados por el desempleo en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia, han perdido la confianza en el sindicalista cómplice, en el político que obra de forma hipócrita, y el gobierno, con sus impopulares políticas en base al paulatino abandono de su rol social.

La ansiedad por el devastador impacto social, económico y sanitario de la pandemia Covid-19, que a nivel internacional, millones de trabajadores del sector servicios, la construcción, las industrias manufactureras y el sector informal cayeron en la pobreza extrema, como resultado de cierres públicos y restricciones a la circulación, lo que provocó una gran recesión, un tremendo impacto sobre el crecimiento económico, y una exacerbación de los niveles de deuda, que presagia una crisis mayor inminente, además de la tremenda presión sobre los sistemas de salud agotados, débiles y de alto costo, la disminución de la educación para cerrar las escuelas, la disminución de los niveles de alimentación inseguridad, y el círculo cada vez mayor de fragilidad, conflictos, la desintegración de entidades y violencia, la falta de claridad de expectativas, o el avance de la crisis para la renovación de nuevas cepas mutadas del Covid, que mantendrá su impacto tangible para muchos años.

En cuanto al nivel nacional, la situación no está en las mejores condiciones, ya que se ha incrementado el endeudamiento público externo e interno, se ha incrementado el costo de sus beneficios, y se ha incrementado el déficit del presupuesto general; se ha reducido la tasa de crecimiento. Hay una continua disminución de la inversión privada en las inversiones públicas, y sectores vitales como el turismo, la industria y los servicios se han visto afectados.

Las tasas de desempleo, los despidos y la falta de horas de trabajo han aumentado, además de los servicios básicos deficientes (educación, salud, empleo, vivienda, transporte …), precios elevados, impactando en el poder adquisitivo, ensanchando el círculo de pobreza, vulnerabilidad, ausencia de justicia social y espacial, la continuación de la economía rentista, y allanando el camino para la invasión de la burguesía. Duplicado en el apogeo de la crisis que atraviesa nuestro país, golpeando las bases de una competencia justa y equitativa para proteger a los ciudadanos débiles.

Si bien el Sindicato Popular se levanta sobre la quiebra del modelo económico perseguido por el gobierno, y el resurgimiento del modelo social con la puesta en marcha de talleres de protección social, afirma que restaurar el camino de la confianza y la reconciliación solo será a través de la consagración de un verdadero Práctica democrática que cree en el pluralismo, restituyendo la consideración al trabajo sindical genuino y respondiendo a demandas justas y legítimas:

  • Solicitar al gobierno que descargue el Capítulo Octavo de la Constitución. Que emita la Ley de Sindicatos para controlar y mejorar el trabajo sindical, antes de apresurarse a emitir la ley organizativa para la huelga, mientras se define cómo distribuir el apoyo de manera transparente para eludir la realidad de la renta sindical. y atentar contra el principio de igualdad e igualdad de oportunidades.
  • Nos sorprendió mucho que el Ministerio del Interior y los sindicatos llamados «más representativos» no revisaran el marco legal y organizativo para las elecciones de asalariados, y lo hicieran con la única excepción, con el fin de mantener el statu quo, para controlar el escenario sindical, sentando así las bases para la construcción de instituciones creíbles capaces de enfrentar los grandes problemas de la Patria y la Ciudadanía, y como pilar fundamental de la estabilidad social.
  • Nuestra denuncia de la política de dilación en la institucionalización del diálogo social, y la política de exclusión y selección que lleva adelante el gobierno, llamando al mismo tiempo a un diálogo social real que conduzca a contratos serios y responsables, y a la implementación de las Obligaciones del convenio del 26 de abril de 2011, comenzando con la nueva titulación, compensación por zonas remotas y difíciles y unificando los salarios mínimos en la industria y la agricultura.
  • Nuestro llamado a respetar los derechos y la libertad de asociación estipulados en la constitución, y las leyes nacionales e internacionales, nuestro rechazo a los retrocesos y violaciones concurrentes a la imposición de la ley de emergencia sanitaria, y nuestra exigencia de poner fin a los enjuiciamientos y abusos judiciales. que afecten a los trabajadores y sus representantes, y derogar el artículo 288 del Código Penal y liberar a todos los detenidos, ratificación de los Convenios Internacionales núm. 87 y 135 de la Organización Internacional del Trabajo y no restricción del derecho de sindicación.
  • Pedimos al gobierno que trabaje para imponer el respeto al Código de Trabajo, y todas las demás leyes laborales y mejorarlas, especialmente en lo que respecta a los salarios y las libertades sindicales, y el permiso obligatorio para los trabajadores de la Caja Nacional de Seguridad Social, y para detener a los trabajadores individuales y despidos colectivos de trabajadores y toda forma de trabajo precario.
  • Mantener la dignidad de la mujer trabajadora, mejorar sus condiciones laborales, poner fin a todas las formas de explotación y opresión física, psicológica y sexual, y ratificar el Convenio núm. 190 de la Organización Internacional del Trabajo.
  • Responder a demandas sectoriales en el empleo, instituciones públicas y grupos territoriales, sector privado, establecimientos mineros, taxistas y profesionales, transporte por carretera, pequeños comerciantes, artesanos y vendedores ambulantes, con atención al sector informal y su inclusión en el ciclo económico.
  • Promover inversiones nacionales para preservar puestos de trabajo, apoyar el poder adquisitivo y el tejido empresarial que enfrenta dificultades, para incentivar la producción y el consumo.
  • Establecer justicia fiscal y limitar la persistencia de la corrupción, la economía rentista y la ausencia de gobernabilidad en las instituciones.

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