Detención, tortura y desaparición de tigriños por razones étnicas en Etiopia
RPRESS Ginebra, 17 diciembre 2021 (EFE).- Un año después el que el Gobierno de Etiopía proclamara su victoria sobre Tigré, considerada región rebelde, tras un mes de enfrentamientos, la ONU denunció hoy que la guerra no ha parado y provoca exacciones contra los civiles tigriños.
Por razones étnicas esos civiles están siendo detenidos, torturados y desaparecidos no solo en el área del conflicto, sino en el resto de este gran país de Africa oriental, denunció hoy el presidente del grupo de expertos independientes que asesoran a la ONU en derechos humanos, Víctor Madrigal-Borloz.
«Tenemos información de que miles de personas de etnia tigriña han sido detenidos arbitrariamente en instalaciones controladas por soldados y personal del Estado que los torturan y en algunos casos los ejecutan», explicó.
El Consejo de Derechos Humanos (CDH) se reúne hoy de urgencia en Ginebra para tratar la agravación de la situación en Tigré y decidir si -frente a la amplitud de las violaciones contra los tigriños, una parte de las cuales han sido consideradas posibles crímenes contra la humanidad y de guerra- crea una comisión internacional que investigue estos actos, reúna pruebas, las preserve y establezca la identidad de los responsables.
ETIOPIA NO COLABORARÁ
El Gobierno adelantó, a través de su embajador ante la ONU en Ginebra, que no cooperará con ningún mecanismo internacional de investigación porque ya colaboró con una misión conjunta con la Oficina de Derechos Humanos de la organización comprometiéndose a aplicar sus recomendaciones, y ahora su único objetivo es «defender su soberanía e integridad territorial».
«El Consejo está siendo utilizado como un instrumento de presión política. Es un esfuerzo contraproducente y que envalentona a rebeldes terroristas y empeora la situación en el terreno», dijo en su intervención en la sesión de emergencia el embajador etíope, Zenebe Kebede.
VIOLENCIA ETNICA
Madrigal-Borloz había señalado momentos antes que «las denuncias creíbles que tenemos ante nosotros es que las víctimas (de las violaciones) se han convertido en blanco principalmente por su identidad étnica».
Aunque los países se han cuidado de establecer paralelismos, acecha el recuerdo del genocidio de hace veintiún años en la no muy lejana Ruanda.
El experto de la ONU sostuvo que hay centros de detención masiva en el oeste de Tigré (norte del país), en la región vecina de Afar y en la propia capital, Addis Abeba, donde los guardianes negarían alimentos, agua y acceso a instalaciones sanitarias a los detenidos.
Las denuncias recibidas indican que en la capital se estaría produciendo la desaparición forzada de tigriños, que son detenidos «en las calles, en cafés, en centros de trabajo y otros espacios públicos acusados de conexiones con el (rebelde) Frente Popular de Liberación de Tigré», declaró Madrigal-Borloz.
VIOLENCIA SEXUAL: ARMA DE GUERRA
La violencia sexual es la otra gran exacción a los derechos humanos que se estaría produciendo en el contexto de esta guerra interna, con la violación de mujeres y niñas, que son vistas como partidarias del campo enemigo o para obligarlas a revelar el paradero de sus parientes masculinos, reveló.
El experto señaló que entre noviembre de 2020 y junio de 2021 se recibieron denuncias de 2.200 sobrevivientes de violencia sexual, pero existe la certeza de que se trata de un subregistro y de que las cifras reales son mucho más elevadas.
DETENCIONES MASIVAS EN LA CAPITAL
Según la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, entre 5.000 y 7.000 tigriños estarían detenidos, muchos de ellos en situación de incomunicación o en lugares desconocidos, sujetos a malos tratos y sin cargos en su contra ni acceso a una defensa legal.
La alta comisionada adjunta para los derechos humanos, Nada Al-Nashif, denunció por su parte «el aumento de los discursos de odio y la incitación a la violencia por parte de la autoridades federales y regionales, así como de otras figuras públicas, sobre todo contra los tigriños y miembros de la comunidad oromo.
Advirtió de que el aumento del odio, la violencia y la discriminación es muy alto y podría convertirse en violencia generalizada, con implicaciones no sólo para Etiopía, sino para el resto de la región.
Isabel Saco