España nunca quiso el Sáhara marroquí

Al borde de la ruina económica y social, España se hace responsable, nada más y nada menos, de la administración colonial de Marruecos. Una insensatez solo justificable por unos gobernantes españoles enquistados en una España imperial que solo existe en su imaginación, y en sus carteras, como siempre, a consta del sufrimiento de los españoles.

RPRESS Pedro I. Altamirano. Málaga, 20 febrero 2022.- Todos los imperios caen. Sin excepción. España tampoco aguantó. Lo peor de los imperios, es que nunca saben dejar de serlo hasta que el daño causado les pone los pies en el suelo. A España, los Estados Unidos la bajaron del sueño imperial en 1898 cuando se perdieron las últimas perlas coloniales.

El 10 de diciembre de 1898 se producían los acuerdos de París, por el que España abandonaba Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam a cambio de 20 millones de dólares. Dentro de las consecuencias del desastre del 98 debemos de mencionar las más importantes como la pérdida de Cuba, que aun siendo abandonada por parte de España, se decidió que fuera independiente, hecho que quedó concretado en 1902, aunque bajo la tutela de los Estados Unidos, lo que no se llegó nunca se llegó a realizar, y por ello más adelante estallaría la Revolución cubana. Del mismo modo las islas españolas que había en Oceanía, como eras las Marianas, las Carolinas y Palaos, serían vendidas a Alemania en 1899 por 25 millones de pesetas, debido a que España no era capaz de mantenerlas militarmente, pues el año anterior había perdido casi toda su flota.

Las repercusiones económicas no fueron importantes a corto plazo, salvo la fuerte subida de los precios de los alimentos en 1898. A largo plazo, la derrota supuso la pérdida de los ingresos procedentes de las colonias, así como la pérdida de los mercados privilegiados que éstas suponían y de las mercancías que, como el azúcar, el cacao o el tabaco, deberían comprarse en los mercados internacionales a precios más altos. Pueblos sin pan y sin gobierno. España es un país de pueblo hambrientos.

España está en condiciones de pobreza social, con un ejército derrotado, desarmado, anticuado e inoperativo; con graves problemas políticos internos con el auge de los nacionalismos cansados del fracaso de los gobiernos centralistas, monarquías corruptas y fuera de época. Sin ninguna influencia internacional, a la sobra, como siempre de Francia, como u peón sacrificable de una partida de ajedrez que no le correspondía jugar.

En esta situación España se hace responsable, nada más y nada menos, de la administración colonial de Marruecos. Una insensatez solo justificable por unos gobernantes españoles enquistados en una España imperial que solo existe en su imaginación, y en sus carteras, como siempre, a consta del sufrimiento de los españoles.

| Plano del «Sáhara español»

 

Los gobernantes españoles, fuera de toda realidad, sufren una derrota aplastante ante Francia a la hora de fijar las fronteras del Sáhara, por lo que los sueños imperiales desaparecían ante la incuestionable realidad. Así España comenzó la tarea de ocupar los territorios asignados en los acuerdos de 1912 con un total y absoluto desconocimiento de la realidad que se encontraría en ellos, que, para completar el desastre de la situación, el área de influencia quedaba dividida en dos a muchos kilómetros de distancia entre los territorios del Norte en el Rif, y los del Sáhara en el Sur, además de Santa Cruz de la Mar Pequeña, cuya soberanía le fue concedida a España en 1860, aunque nunca se llegó a ocupar por ignorarse su localización.

En el Rif había pocos campos fértiles, pero muchos minerales. Nobles y empresarios cercanos a Alfonso XIII crean la Compañía Española de Minas del Rif y empiezan a tratar con jefes locales rifeños para explotar las montañas y construir un tren hasta Melilla. Al poco tiempo se da el primer e inevitable enfrentamiento armado. Se conoce como guerra o guerras del Rif a los diferentes conflictos armados que se dan entre el ocupante español y la resistencia rifeña entre 1909 y 1926. Esto concentra toda la atención española en detrimento de los territorios del sur, donde apenas mantiene las empresas pesqueras, pequeños acuartelamientos en Villa Cisneros (Dakhla), el Aaiun, Smara y poco más, mientras el resto del territorio seguía en manos de las tribus autóctonas fieles a los sultanes de Marruecos y dispuestas a luchar por la reunificación del Reino.

Cuando se sofocó la guerra del Rif, España volvió la vista a esos territorios del sur en el desierto, pero Francia se había quedado con la parte del pastel. España no tenía medios materiales para mantener en lo militar el Sáhara, y menos mantener una nueva guerra, esta ves contra bravos guerreros conocedores del desierto, organizados entorno al Ejército de Liberación Marroquí (ELM) con base en la ciudad Gulimin, donde se guardaba parte del armamento (una gran parte del armamento y municiones procedía de los parques de artillería españoles).

Las tropas españolas apenas podían permanecer acuarteladas, y realizar alguna que otra escaramuza para mantener alejado al LMN, y gracias a que las tropas nómadas no tenían armamento de gran alcance o aviación, porque sino, de forma más que probable hubiésemos sufrido otro desastre similar al de Annual. Pero la realidad era persistente y era caro y complicado mantener los territorios del sur, por lo que pronto comenzaron las negociaciones con la monarquía Alauí para llegar a un acuerdo de entrega del Sáhara a sus legítimos propietarios a cambio de beneficios pesqueros y minerales para las empresas españolas.

Francia, temerosa que con la devolución del Sáhara, Marruecos quisiera continuar la lucha por la recuperación de Mauritania y los territorios argelinos, convenció a España de lo contrario. De tal modo que, mientras se negociaba la entrega del Sáhara a Marruecos a través de la negociación com Mohammed V, en la habitación adjunta Francia ofrecía medios militares y logística para derrotar al ELM y controlar todo el Sáhara y sus recursos.

| Materia francés de refuerzo a las tropas españolas.

España, siempre sumisa a los intereses franceses, aceptó las condiciones galas. El 10 de febrero de 1958, las tropas franco-españolas lanzaron oficialmente la operación Ecouvillon, una ofensiva a gran escala cuyo único objetivo era «desmantelar la resistencia marroquí». Francia movilizó 5.000 hombres, 600 vehículos y 70 aviones en apoyo logístico a los 9.000 soldados españoles. España obtuvo el control del territorio y pareció que comenzaba una etapa de paz, pero solo era el comienzo de otra pesadilla que hoy, en 2022, aún continúa. España nunca le interesó el Sáhara, sólo la sumisión a Francia y la inexplicable defensa de intereses galos en el área, obligó a los españoles a mantenerse en el Sáhara.

De aquellos polvos, estos lodos. España descolonizó el Sáhara del peor modo posible, pero ese es otro capítulo de esta historia interminable.

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