Dakhla, la puerta del futuro
RPRESS Pedro I. Altamirano. Málaga 22 diciembre 2021.- Hay paraísos que no debieran ser descubiertos nunca, pero quienes somos los humanos para enfrentarnos a los designios de Dios y la madre naturaleza. Uno de esos rincones es sin duda es Dakhla (antigua Villa Cisneros) en pleno Sahara marroquí. Una belleza solo comparable con las mejores maravillas el planeta, pero que sin duda alguna, su mayor atractivo es la calidez y calidad humana de las personas que allí viven.
Lo siento. No puedo ser imparcial. Soy Malagueño, y cada vez que mis pies se posan sobre la piel de Dakhla, me vuelve a la memoria, ese poema inigualable de Vicente Aleixandre, poeta nacido en Sevilla y enamorado de Málaga titulado “La Ciudad del Paraíso” en el que uno de sus versos expresa la pasión “pareces reinar bajo el cielo, sobre las aguas, intermedia en los aires, como si una mano dichosa te hubiera retenido, un momento de gloria, antes de hundirte para siempre en las olas amantes.”
Poema que del que robo otro verso para hacerlo mío “allí fui llevado por una mano amiga, fui llevado ligero por tus calles ingrávidas. Pie desnudo en el día. Píe desnudo en la noche. Luna grande. Sol puro. Allí el cielo eras tú, ciudad que en él morabas. Ciudad que en él volabas con tus alas abiertas.”, del mismo modo que hago mía sus calles, sus arenas, playas, y me deja hacer de sus gentes, ya que de forma mágica, los andaluces, pasamos de amigos a hermanos, porque son muchas cosas las que compartimos y nos une. Una Ciudad del Paraíso a las orillas del desierto. Lugar privilegiado y de privilegio para todo aquel que llega con el alma desnuda, y la mente generosa.
A veces temo escribir sobre Dakhla, celoso de lo que uno ama y teme compartir con lo demás. Pero quienes somos nadie para creernos propietarios de ningún paraíso. Es el momento de Dakhla. Ya no es solo la puerta del desierto. Ese lugar, donde paraban y partían caravanas por todo el amplio Sahara, hoy es mucho más, hoy es la puerta de futuro, y no sólo por la gracia de Dios, sino por la ingente labor de sus habitantes, de sus gobernantes autonómicos y estatales, y de igual modo por el impulso decidido de SM Mohammed VI, verdadero impulsor de los cambios sociales, democráticos, culturales y económicos.
Dakhla, que por mucho tiempo fue ciudad de turistas aficionados a los deportes de Vela, y pesca, hoy abre de par en par sus puertas al futuro económico e industrial. La apuesta del Estado marroquí es incuestionable: la autovía que conecta de forma rápida y segura Dakhla con el resto del Reino, la electrificación de la península, la ampliación del aeropuerto para ponerlo al nivel que comienza a exigir el crecimiento de la economía local, el nuevo e importante puerto Atlantic Med, el futuro puerto deportivo, son la base de la incesante llegada de empresas internacionales para asentarse en Dakhla.
No solo apuesta por la ciudad la economía. La diplomacia internacional ha puesto los ojos en la ciudad, y cada vez son más los consulados de países de todo el mundo los que abren sus delegaciones diplomáticas y económicas. Apoyo internacional a todos los niveles, que certifican la estabilidad, seguridad y futuro.
Dakhla abre sus puertas, esas puertas que siempre estuvieron abiertas, pero que ahora se lanza al mundo de forma definitiva, sin marcha atrás. Puertas abiertas, que antes lo estaban para el turismo y el pescado, pero que hoy se abre a todo. Es por ello por lo que me, desde mis dudas nacidas del egoísmo, superado por la generosidad engendrada a orillas de la laguna, os animo a despojados de todo y viajar a Dakhla, ya sea de turismo con ganas de Atlántico, buenos vientos y arena, o para invertir a nivel económico, ya que sea el objetivo del viaje, Dakhla os lo devolverá por diez, cada cosa que le deis.