Paz por territorios, unas palabras malditas

Muchos de los conflictos internacionales se hacen interminables por las posiciones ultranacionalistas y unas técnicas diplomáticas desfasadas.

RPRESS Pedro Ignacio Altamirano. Málaga, 21 enero 2023.- Paz por territorios, es una frase con magia, pero del mismo modo maldita para los intereses ultranacionalista desde la aparición de las “Naciones Estados” en los siglos XVIII y XIX.

Las últimas guerras mundiales que tantas desgracias han traído al planeta, pero del mismo modo en multitud de conflictos silenciados que se reparten por el mundo, son causados, sin duda, por disputas territoriales. Todas ellas a causa de fronteras artificiales y el colonialismo. En ambos casos, se separaron territorios y pueblos que jamás debieron ser separados, y del mismo modo, se juntaron territorios y pueblos que nunca debieran estar juntos.

La Paz, la mayor perjudicada.

En todos los casos la mayor perjudicada es la Paz. Palabra que va mucho más allá del romanticismo o la retórica. Significa tranquilidad, unidad familiar, futuro, progreso económico y base de todo aquello que sígnica la humanidad. Atentar por tanto contra la paz, va contra todo lo que somos como sociedad, y por ello, los responsables, deben ser condenados y expulsados de la comunidad social internacional.

Ucrania y Palestina, dos conocidos conflictos territoriales que asesinan la Paz.

Dos conflictos muy distintos, pero con una base común sólo solucionable con la formula del Paz por territorio, pero que, desde la diplomacia oficial, al servicio de los intereses ultranacionalistas la hacen imposible.

En el caso de Palestina, la solución es muy clara, llegar a un acuerdo definitivo entorno a unas fronteras lógicas, justas y sostenibles en el tiempo. La diplomacia oficial de ambas partes no se mueve de sus posiciones y ello contrae a los continuos ataques por ambas partes, cada uno con los medios disponibles que en vez de destinarse al gasto en armamento, debieran estar siendo usado en el pleno desarrollo social y económico.

No vale para nada “enrocarse” en los porqué de los inicios. Discutir de forma interminable los derechos del pueblo de Israel, enfrentado a las protestas de Palestina, es llevar el conflicto a miles de años atrás en la historia. No se puede solucionar un problema real y de hoy, con la mirada a pasados milenios como escusa. La realidad es la que es, y solo tiene una solución: Paz por territorio. No hay otra.

| La Paz y los niños las víctimas de la guerra ucraniana

Escribir sobre ello resulta más que fácil. La verdad es que llevarlo a la realidad es bastante más complicado. El desastre de la acción de las Naciones Unidad en manos de los injustos “vetos” sólo consiguen “congelar” de forma, siempre temporal, los conflictos, pero nunca solucionarlos.

En el actual conflicto de Ucrania, es distinto, pero la solución pasa por Paz por territorios. La Ucrania actual es un Estado con fronteras artificiales en base al desastre de la desaparición de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas más conocida como Unión Soviética, URSS o CCCP.

Los dirigentes de la URSS pensaron que durarían toda la vida y en base a ello, no les importó ceder por Moscú la península de Crimea y los territorios al oriente del río Dniéper, donde los lazos con Moscú eran y son más fuertes a la república ucraniana, repito, dentro de la URSS en la década de 1950, pero siempre conservaron y conservan los territorios fuertes vínculos con Rusia, simbolizados por la base de la flota rusa del mar Negro en Sebastopol.

Cuando la actual Federación Rusa intenta recuperar sus territorios históricos Ucrania, en manos siempre de Gobiernos Fascistas ultranacionalistas se niega. A raíz de ahí se crean los movimientos fronterizos: El 11 de marzo Crimea y la ciudad de Sebastopol declararon su independencia de Ucrania, formando la República de Crimea, con 78 votos a favor de un total de 100 miembros en el Parlamento de Crimea. La acción fue considerada legítima por Rusia, pero no por Estados Unidos y el gobierno en Kiev. Comienza en desastre.

En aquellos momentos debió prevalecer más el sentido común que los intereses nacionalistas y aceptar la devolución de los territorios a la Federación Rusa y marcar la frontera a ambas orillas del Dniéper. Hubiese surgido una época de Paz, y sin duda de acercamiento de Rusia a la Unión Europea, a la que sin duda, pertenece por historia y cultura cristiana. Ocurrió lo contrario: conflicto, guerra y sufrimientos. La Paz, la gran derrotada.

La Paz en manos de la diplomacia civil

Hoy, vivimos dos conflictos el Palestino-Israelí y el Ruso-Ucraniano que, en manos de la diplomacia oficial es imposible de solucionar, metidos en una espiral interminable de violencia que alimenta más violencia mientras las grandes industrias de defensa se hacen más y más ricas y poderosas: la guerra como negocio. Por este camino no llegamos ni a la Paz, ni al desarrollo humano.

Dos conflictos que estoy seguro, en manos de la diplomacia civil, a través de la participación de personas de nivel intelectual y humanístico, puedan negociar de forma independiente, alejados de intereses económicos y nacionalistas, puedan encontrar soluciones válidas en torno a una realidad que todos vemos, pero que pocos defienden como única solución: Paz por territorios.

La fórmula parece fácil, pero no lo es. Hay mucho que negociar. Ya sabemos dónde nos ha llevado la diplomacia oficial, a un callejón sin salidas. ¿Serán capaces las grande potencias y las organizaciones internacionales de dar una oportunidad a la diplomacia civil?.

Sin duda, ni los ultranacionalistas ni los intolerantes hiperventilados estarán de acuerdo.

 

 

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