46 aniversario de la Marcha Verde, algo de luz sobre la verdad.
RPRESS Pedro I. Altamirano. Málaga 6 de noviembre 2021.- Debo comenzar recordando las palabras de SM Mohammed V ante las tribus autóctonas saharauis el 25 de febrero de 1958. En M’Hamid El Guizlaine en un histórico discurso reivindicativo, afirmó de forma rotunda y clara “Súbditos fieles del Sahara. Guardaremos recuerdos inolvidables de este viaje y de las expresiones de lealtad y fidelidad de las que hemos sido objeto. Es para nosotros un consuelo y un estímulo hacer realidad las aspiraciones de los habitantes del Sahara que son nuestros y de todos los ciudadanos marroquíes libres, que quieren que su país conozca la dignidad y la grandeza”. Esta fecha y este acto es más que importante ya que deja claro, que Marruecos nunca renunció a su unidad territorial, para entender la verdad de la Marcha verde.
Esto da otra dimensión histórica a las palabras textuales de Hassan II pronunciadas un 16 de octubre de 1975 “liberar nuestro Sahara expoliado”, palabras que se basan en el juramento de su Padre SM Mohammed V. La determinación del Reino de Marruecos fue, es y será irrenunciable. La recuperación de Essaquía al Hamra y de Oued Eddahab no es un capricho expansionista marroquí, sino un acto de recuperación y reunificación Nacional.
La marcha tuvo desde el inicio un carácter pacífico, tal como lo SM Hassan II lo expresa el 5 de noviembre cuando se dirigió a los voluntarios para anunciarles que al día siguiente, avanzarían hasta cruzar la frontera. «No quiero hacer la guerra a España», dijo el monarca alauí en su discurso a su pueblo, animándolo a confraternizar con los españoles que encontraran a su paso: «Si encuentras a un español, militar o civil, abrázalo y bésalo y festeja el encuentro».
Estoy justo en la línea donde se paró la MARCHA VERDE, y se esperó a la firma de los acuerdos. Cuándo se firmaron, volvieron a casa. No hubo ninguna ocupación del Sahara, sino un legítimo acto de reunificación nacional del Reino de Marruecos 🇲🇦 pic.twitter.com/LxIBngX3q9
— 𝗣𝗲𝗱𝗿𝗼 𝗜 𝗔𝗹𝘁𝗮𝗺𝗶𝗿𝗮𝗻𝗼 (@altamiranoMLG) September 22, 2021
También es importante recordar que mientras la administración franquista seguía defendiendo en público el derecho de autodeterminación reconocido por Naciones Unidas, mandaba a un representante para iniciar las conversaciones secretas con Rabat. La estrategia marroquí para iniciar la reunificación había dado comienzo. España tenía las de perder, pero nada más lejos de la realidad. El régimen no sólo conocía los planes marroquíes, sino que los acordó con ellos. Un cable enviado desde la embajada en Marruecos el 23 de octubre dejó a las claras los términos del pacto que alcanzaron Hassan II y el enviado español José Solís, ministro del Movimiento.
El 25 de octubre, en un encuentro con Solís a su regreso de Rabat, el ministro del Movimiento Nacional dio cuenta de su reunión con Hassan II, una reunión que calificó de «realista, positiva, dura y fructífera». José Solís, el hombre Franco dejó claro que por nada del mundo el régimen quería perturbar sus relaciones con Rabat. «España desea salir del Sáhara […]. Solís dijo que está a favor de un acuerdo por el que la región se convierta en una provincia autónoma de Marruecos«. Cuatro meses después se hizo realidad. Por lo que de invasión nada de nada. Recuperación acordada de las provincias del sur.
Todo estaba acordado y Rabat envió el primer grupo de «marchadores verdes» al Sáhara el 30 de octubre, y no el 6 de noviembre, fecha oficial del inicio de la Marcha Verde, para bloquear una posible intervención de Argelia contra la invasión. Por ello la fecha del 6 de noviembre de 1975 que hoy celebran todos los marroquíes, en la que 350.000 marroquíes concentrados en Tarfaya, iniciaron en coches y a pie a través del pedregoso desierto, la Marcha Verde en dirección a El Aaiún, capital de la provincia colonial española, es una fecha de paz y reunificación del Reino de Marruecos a la que jamás renunciaran.
Una semana después, con Juan Carlos de Borbón como jefe de Estado en funciones —Franco ya agonizaba en Madrid—, España, Marruecos y Mauritania firmaron el Acuerdo Tripartito de Madrid, en el que España reiteró su intención de descolonizar el Sahara «poniendo término a las responsabilidades y poderes que tiene sobre dicho territorio como potencia administradora» e instituyó una administración temporal «en la que participarán Marruecos y Mauritania, en colaboración con la Yemaá», la asamblea de notables tribal, estableciendo que esta sería la expresión de la opinión del pueblo saharaui. Por último, se estableció que España pondría fin a su presencia en el territorio antes del 28 de febrero de 1976.